Marisol - Orígenes (2020)

Orígenes es un doble álbum que recopila sus grabaciones entre 1960 y 1964 y también se reedita en vinilo Galería de perpetuas, uno de los álbumes más comprometidos de su etapa como Pepa Flores

Pepa Flores, más conocida como Marisol, vuelve a estar de plena actualidad. El próximo 25 de enero le será entregado en Málaga, su ciudad natal, el Goya de honor 2020. Además se publica un doble álbum que recopila las primeras grabaciones de su carrera y se reedita en vinilo uno de los mejores álbumes de su etapa de madurez.

En este doble álbum se atesoran los verdaderos Orígenesmusicales de la niña prodigio del cine español por excelencia. Más de 60 canciones grabadas entre 1960 y 1964, muchas de las cuales aparecen por primera vez en soporte digital y que han sido cuidadosamente remasterizadas. Un gozoso ejercicio de nostalgia que nos devuelve a los primeros años del que, sin lugar a dudas, es el mayor mito que ha dado el mundo del espectáculo español, y cuya popularidad se mantiene intacta a pesar de que hace más de 30 años que abandonó los discos y las películas para reencontrarse con aquella niña que abandonó Málaga con solo 12 años para reinar en las pantallas de todos los cines de barrio y en todos los tocadiscos de España.

Galería de perpetuas es un álbum publicado en 1979 que en su momento tuvo un gran impacto por su significación en el compromiso social y político en defensa de la libertad, y en particular, en la defensa de la igualdad, referida a la dignidad, al trato y a los derechos de las mujeres. Una espléndida obra de madurez de Pepa Flores, ya convertida en una hermosa mujer de voz profunda y rasgada que se nos muestra en toda su plenitud en la excelente fotografía en blanco y negro de la portada.

El 9 de septiembre de 1960 se estrenó, en el madrileño Palacio de la Música, Un rayo de luz, la primera película de Marisol, “una estrella original y diferente” según rezaba la publicidad de la época. Y es que la pequeña malagueña, con sus trenzas rubias y sus luminosos ojos azules, conquistó el corazón de todos los españoles cantando con un envidiable desparpajo andaluz aquello de “Corre, corre caballito” que se ha quedado fijado en la memoria colectiva de todo un país y, sin que nadie sepa muy bien por qué, continúa encandilando a las nuevas generaciones de parvulitos…

Hoy, 60 años después, los españoles de antes y los de ahora, mantienen intacto su romance con Pepa Flores, como lo demuestra la decisión de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España de concederle el Goya de Honor 2020, la mayor distinción que puede recibir un actor español, “por sus inolvidables interpretaciones y por ser una de las actrices más queridas y recordadas por el gran público”.

Nunca un reconocimiento en el medio artístico español fue más acertado ni más merecido. Y es que Marisol consiguió en este país cotas de popularidad que jamás han vuelto a repetirse y que la han convertido en todo un fenómeno social, lo que en más de una ocasión llegó a eclipsar su innegable estatura como cantante y como actriz, dos facetas en las que tuvo una gran repercusión a nivel mundial.

Pepa Flores nació en Málaga, el 4 de febrero de 1948. Su familia vivía en una de las zonas más humildes de la ciudad andaluza, el barrio de La Victoria, en un caserón de la calle Refino, habitado por otras cuarenta y tantas familias que compartían un patio interior y un solo retrete. Era la Andalucía más oscura que aún vivía los rigores de una posguerra demasiado larga.

La malagueña comenzó a muy temprana edad a demostrar ciertas facultades para el flamenco, y pasó a formar parte de los Coros y Danzas en cuyas filas, y después de recorrer varias ciudades, llegó a la prehistórica TVE del Paseo de La Habana. “Me llamo Pepa Flores y quiero cantar como Lola Flores,” le dijo a Tico Medina, el presentador de aquel programa, quien recuerda que la niña, con una rosa de papel en el pelo, apareció sobre el escenario “como una luz cegadora”. Aquella misma noche, el veterano periodista recibió una llamada telefónica: “Oye Tico, la niña que acaba de cantar en vuestro programa, aunque sea en blanco y negro, ya tiene resplandor y es única”, le dijo el productor cinematográfico Manuel J. Goyanes, persona muy bien considerada – y relacionada – por los mandamases del franquismo.

Goyanes, que se convirtió en su productor en exclusiva, creó minuciosamente a Marisol como si se tratase de una cantarina Mariquita Pérez de carne y hueso. Tiñó su pelo de rubio, suavizó su acento andaluz y, cuando fue preciso, hasta ordenó vendar sus incipientes pechos para que pudiera seguir cantando Chiquitina como si no cumpliese años… No dejó nada al azar. El objetivo era repetir el éxito de Joselito, pero en versión femenina y modernizada, Si el pequeño ruiseñor vivió sus aventuras fílmicas en un ambiente deprimido y rural, a Marisol le tocó abrir las puertas del desarrollismo, y los argumentos de sus películas transcurrían en un Madrid repleto de coches y letreros luminosos. De ahí que fandangos y tanguillos se combinasen con ritmos modernos como el twist. Ya saben: “La vida es una tómbola, tom, tom, tómbola”.

En los primeros años, la discografía de Marisol se nutría exclusivamente de las canciones de sus películas, aunque también grabó algún villancico y hasta un álbum con cuatro cuentos clásicos en los que, además de cantar, interpretó a los personajes principales. Fue a partir de 1963, cuando su casa de discos, Zafiro, y debido al gran éxito que consiguieron las canciones que Augusto Algueró había compuesto para la películaMarisol, rumbo a Río; intentó aprovechar al máximo el indudable tirón popular de la cantante, abordando muy distintos registros para, de esta manera, cubrir la demanda de grabaciones suyas que llegaban no solo del mercado español, sino también de muy diversas partes del mundo… Y es que los discos de Marisol se editaron no solo en todo el continente americano y en la práctica totalidad de países de Europa, sino incluso en Sudáfrica, Israel, Japón, Corea del Sur, la URSS o Turquía, por citar solo unos ejemplos. Y así, la niña de España, inició una carrera musical al margen de sus aplaudidas películas.

La banda sonora de Un rayo de luz fue obra de los Hermanos García Segura, pero a partir de 1961, Augusto Algueró se convirtió en el compositor oficial de Marisol, y firmó la música y las canciones, no solo de la ya citada Marisol, rumbo a Río, sino también de las películas Ha llegado un ángel (1961), que incluye la mítica Estando contigo; Tómbola (1962), La nueva Cenicienta (1964), Búsqueme a esa chica (1964) y Cabriola (1965).

Después, los responsables de la carrera de Pepa Flores apostaron por darle un giro decididamente pop a su trayectoria musical, tanto fuera como dentro de la pantalla grande, y escogieron a músicos de la talla de Los Brincos, Palito Ortega, Juan y Junior, Joan Manuel Serrat, Juan Carlos Calderón, Juan Pardo o, entre otros muchos, Manuel Alejandro para sus grabaciones del resto de los años 60 y la primera mitad de los 70. Su carrera discográfica finalizó en 1983, ya como Pepa Flores, con el LPClima, compuesto por Luis Eduardo Aute; después de álbumes tan sólidos como Háblame del mar, marinero (1976), y el siempre sorprendente Galería de perpetuas, canciones para mujeres (1979), uno de sus discos más comprometidos y que acaba de ser reeditado en formato vinilo.