Gabriel Estarellas - Homenaje a Charles Chaplin (Colección de 20 Piezas para Guitarra) (2019)
BAND/ARTIST: Gabriel Estarellas
- Title: Homenaje a Charles Chaplin (Colección de 20 Piezas para Guitarra)
- Year Of Release: 2019
- Label: Colección Gabriel Estarellas
- Genre: Classical Guitar
- Quality: mp3 320 kbps / flac lossless
- Total Time: 01:06:04
- Total Size: 284 mb
- WebSite: Album Preview
Tracklist
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01. Homenaje a Charles Chaplin: I. Entrada
02. Homenaje a Charles Chaplin: II. Vagabundo
03. Homenaje a Charles Chaplin: III. Tiempos Modernos
04. Homenaje a Charles Chaplin: IV. Luces
05. Homenaje a Charles Chaplin: V. Quimera
06. Homenaje a Charles Chaplin: VI. Bastón
07. Homenaje a Charles Chaplin: VII. Humildad
08. Homenaje a Charles Chaplin: VIII. Sueños
09. Homenaje a Charles Chaplin: IX. Remembranza
10. Homenaje a Charles Chaplin: X. Caricatura
11. Homenaje a Charles Chaplin: XI. Entreacto
12. Homenaje a Charles Chaplin: XII. Bombín
13. Homenaje a Charles Chaplin: XIII. Añoranza
14. Homenaje a Charles Chaplin: XIV. Botas
15. Homenaje a Charles Chaplin: XV. el Chico
16. Homenaje a Charles Chaplin: XVI. Tramoyista
17. Homenaje a Charles Chaplin: XVII. Charlie
18. Homenaje a Charles Chaplin: XVIII. Blanco y Negro
19. Homenaje a Charles Chaplin: XIX. Chapli
Rendir un tributo musical al artista que uno admira no es cosa baladí, y más cuando se trata de una figura de la categoría de Charles Chaplin (1889-1977) que abrió nuevos horizontes en el cine de su tiempo como actor, director, productor, guionista e incluso como compositor de bandas sonoras, y que a la vez supo adaptarse –a diferencia de algunos de sus contemporáneos– a las sucesivas transformaciones que sufrió el séptimo arte como, por ejemplo, el paso del mudo al sonoro o del blanco y negro al color.
Numerosos compositores han escrito a lo largo de la Historia de la Música piezas en homenaje a personajes relevantes de la cultura, motivados –en la mayoría de los casos– por la estrecha relación con el homenajeado o por la influencia estética que este ha ejercido en su trayectoria artística. El caso más paradigmático en el mundo de la guitarra es el Homenaje que Manuel de Falla (1876-1946) escribió en 1920 en recuerdo de Claude Debussy, quien había fallecido dos años antes. Esta obra aglutina ambos enfoques ya que el compositor gaditano mantuvo una estrecha amistad con el francés y este, a su vez, le influenció musicalmente en la creación de piezas impresionistas como Noches en los jardines de España (c. 1909-1916) para piano y orquesta o Psyché (1924) para mezzosoprano y conjunto instrumental.
No obstante, el segundo planteamiento –el del influjo estético– es el que ha tenido un mayor seguimiento en el repertorio del instrumento en el siglo XX, del que cabría destacar, por ejemplo, el Homenaje a Tárrega op. 69 (1932) de Turina (1882-1949), la Sonata clásica. Homenaje a Fernando Sor (1928) de Manuel María Ponce (1882-1948) o la Sonata «Omaggio a Boccherini» op. 77 (1934) de Mario Castelnuovo-Tedesco (1895-1968); aunque también encontramos evocaciones a artistas de otras disciplinas como las compuestas por Eduardo Sainz de la Maza (1903-1982) al pintor Henri de Toulouse-Lautrec o la de Gustavo Pittaluga (1906-1975) al cineasta Friedrich Wilhelm Murnau.
El Homenaje a Charles Chaplin (2015) de Gabriel Estarellas entronca en este sendero de recreaciones sonoras ya que su génesis brota de la admiración que el guitarrista adquirió cuando era niño y, de la mano de su padre, visionaba en un cine de verano las películas que proyectaban del genial cómico. Pero al igual que hizo con el sombrío Homenaje a Marcel Proust (2003), el músico mallorquín no trata de mostrarnos un retrato realista del personaje, sino que va más allá, vuelca sonoramente la impresión subjetiva que determinados aspectos de esa figura se han fijado en su recuerdo. De esta manera, algunas piezas parten de los títulos de las cintas más famosas de Chaplin, como Tiempos modernos (1936), Luces de la ciudad (1931), La quimera del oro (1925) o El chico (1921); mientras que otras nacen de objetos y rasgos característicos del personaje con el que Chaplin alcanzó la fama, el inolvidable Charlot: el bastón, el bombín, las botas, o la humildad, los sueños, la añoranza y su condición de vagabundo.
Con estos mimbres, Estarellas realiza un acercamiento musical desenfadado, pero marcado por una visión que, como ha señalado Antón García Abril en el «Prólogo» a su primera obra, los Diez Estudios de Virtuosismo (2001-2002), es «auténtica de compositor» y que asimila un amplio e idiomático vocabulario y gramática procedente de la tradición compositiva del instrumento, y que podemos observar, por ejemplo, en el pulcro tratamiento de la forma ternaria, en el sabio manejo de la resonancia de la guitarra o en el acertado uso de recursos técnicos como los ligados con cuerdas al aire en «Quimera», los armónicos octavados en «El chico» o las amplias secciones arpegiadas en «Bastón» (en donde también aparecen ciertos ecos flamencos). Asimismo, en vez de buscar la vanguardia y la experimentación, que tan bien conoce por las numerosas obras que le han dedicado y estrenado, el autor prefiere destacar el componente sensorial de la música en el que el sonido es el que genera el discurso musical, el cual se articula con concepciones armónicas de raíces tonales.
Además, en algunos casos estas herramientas compositivas son usadas para que la música se torne descriptiva, como en «Tiempos modernos» donde los cromatismos y el ritmo obsesivo en diferentes registros del instrumento de la primera sección recrean el mundo industrial en el que se desarrolla la película, mientras que el lirismo de la melodía acompañada de la segunda parte podría servir de fondo para la famosa escena en la que Chaplin queda atrapado entre los engranajes de una gigantesca máquina. Este recurso expresivo también se percibe en la traducción que se hace de la dulzura e inocencia del personaje principal de El chico mediante una melodía de armónicos octavados en Re Mayor, al estilo de una cajita de música, o el contraste entre las secciones politonal y tonal en «Caricatura» que son un reflejo del difícil equilibrio que el actor inglés mantuvo entre su presencia en la esfera pública y su vida privada.
Todos estos perfiles del estilo compositivo de Estarellas hay que entrelazarlos con otro no menos relevante: la acusada inclinación por el alarde técnico que podemos escuchar en muchos números del Homenaje («Entrada», «Tiempos modernos», «Blanco y Negro» o «Final») y que es una constante en su catálogo, como lo demuestran los mencionados Diez Estudios de Virtuosismo, el Preludio nº 1 (2004) o el final de la enigmática Fantasía para una dama (2003).
Asimismo, al igual que Falla incluyó en su Homenaje algunos compases de «La soriée dans Grenade», segunda de las Estampes (1903) de Debussy, el autor mallorquín también alude a la vertiente compositiva del cineasta al introducir al final de «Chaplin» la melodía del tema de Terry de Candilejas (1952) en armónicos, una banda sonora que, además, obtuvo en 1973 el Oscar a la mejor música original, premio que el actor compartió con Raymon Rasch y Larry Rusell.
Charles Chaplin nunca se consideró un músico profesional, pero tocaba algunos instrumentos, especialmente el violín. En su autobiografía considera la música como «la mayor aproximación a la verdad que pueda lograr ninguna obra maestra del arte» y solía decirles irónicamente a los músicos académicos que «lo importante es la melodía; el resto es simple acompañamiento». Estarellas parte de estas ideas para componer un Homenaje de arrebatadora efectividad comunicativa que aúna dos rasgos esenciales del genial cómico: entretenimiento y emoción.
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01. Homenaje a Charles Chaplin: I. Entrada
02. Homenaje a Charles Chaplin: II. Vagabundo
03. Homenaje a Charles Chaplin: III. Tiempos Modernos
04. Homenaje a Charles Chaplin: IV. Luces
05. Homenaje a Charles Chaplin: V. Quimera
06. Homenaje a Charles Chaplin: VI. Bastón
07. Homenaje a Charles Chaplin: VII. Humildad
08. Homenaje a Charles Chaplin: VIII. Sueños
09. Homenaje a Charles Chaplin: IX. Remembranza
10. Homenaje a Charles Chaplin: X. Caricatura
11. Homenaje a Charles Chaplin: XI. Entreacto
12. Homenaje a Charles Chaplin: XII. Bombín
13. Homenaje a Charles Chaplin: XIII. Añoranza
14. Homenaje a Charles Chaplin: XIV. Botas
15. Homenaje a Charles Chaplin: XV. el Chico
16. Homenaje a Charles Chaplin: XVI. Tramoyista
17. Homenaje a Charles Chaplin: XVII. Charlie
18. Homenaje a Charles Chaplin: XVIII. Blanco y Negro
19. Homenaje a Charles Chaplin: XIX. Chapli
Rendir un tributo musical al artista que uno admira no es cosa baladí, y más cuando se trata de una figura de la categoría de Charles Chaplin (1889-1977) que abrió nuevos horizontes en el cine de su tiempo como actor, director, productor, guionista e incluso como compositor de bandas sonoras, y que a la vez supo adaptarse –a diferencia de algunos de sus contemporáneos– a las sucesivas transformaciones que sufrió el séptimo arte como, por ejemplo, el paso del mudo al sonoro o del blanco y negro al color.
Numerosos compositores han escrito a lo largo de la Historia de la Música piezas en homenaje a personajes relevantes de la cultura, motivados –en la mayoría de los casos– por la estrecha relación con el homenajeado o por la influencia estética que este ha ejercido en su trayectoria artística. El caso más paradigmático en el mundo de la guitarra es el Homenaje que Manuel de Falla (1876-1946) escribió en 1920 en recuerdo de Claude Debussy, quien había fallecido dos años antes. Esta obra aglutina ambos enfoques ya que el compositor gaditano mantuvo una estrecha amistad con el francés y este, a su vez, le influenció musicalmente en la creación de piezas impresionistas como Noches en los jardines de España (c. 1909-1916) para piano y orquesta o Psyché (1924) para mezzosoprano y conjunto instrumental.
No obstante, el segundo planteamiento –el del influjo estético– es el que ha tenido un mayor seguimiento en el repertorio del instrumento en el siglo XX, del que cabría destacar, por ejemplo, el Homenaje a Tárrega op. 69 (1932) de Turina (1882-1949), la Sonata clásica. Homenaje a Fernando Sor (1928) de Manuel María Ponce (1882-1948) o la Sonata «Omaggio a Boccherini» op. 77 (1934) de Mario Castelnuovo-Tedesco (1895-1968); aunque también encontramos evocaciones a artistas de otras disciplinas como las compuestas por Eduardo Sainz de la Maza (1903-1982) al pintor Henri de Toulouse-Lautrec o la de Gustavo Pittaluga (1906-1975) al cineasta Friedrich Wilhelm Murnau.
El Homenaje a Charles Chaplin (2015) de Gabriel Estarellas entronca en este sendero de recreaciones sonoras ya que su génesis brota de la admiración que el guitarrista adquirió cuando era niño y, de la mano de su padre, visionaba en un cine de verano las películas que proyectaban del genial cómico. Pero al igual que hizo con el sombrío Homenaje a Marcel Proust (2003), el músico mallorquín no trata de mostrarnos un retrato realista del personaje, sino que va más allá, vuelca sonoramente la impresión subjetiva que determinados aspectos de esa figura se han fijado en su recuerdo. De esta manera, algunas piezas parten de los títulos de las cintas más famosas de Chaplin, como Tiempos modernos (1936), Luces de la ciudad (1931), La quimera del oro (1925) o El chico (1921); mientras que otras nacen de objetos y rasgos característicos del personaje con el que Chaplin alcanzó la fama, el inolvidable Charlot: el bastón, el bombín, las botas, o la humildad, los sueños, la añoranza y su condición de vagabundo.
Con estos mimbres, Estarellas realiza un acercamiento musical desenfadado, pero marcado por una visión que, como ha señalado Antón García Abril en el «Prólogo» a su primera obra, los Diez Estudios de Virtuosismo (2001-2002), es «auténtica de compositor» y que asimila un amplio e idiomático vocabulario y gramática procedente de la tradición compositiva del instrumento, y que podemos observar, por ejemplo, en el pulcro tratamiento de la forma ternaria, en el sabio manejo de la resonancia de la guitarra o en el acertado uso de recursos técnicos como los ligados con cuerdas al aire en «Quimera», los armónicos octavados en «El chico» o las amplias secciones arpegiadas en «Bastón» (en donde también aparecen ciertos ecos flamencos). Asimismo, en vez de buscar la vanguardia y la experimentación, que tan bien conoce por las numerosas obras que le han dedicado y estrenado, el autor prefiere destacar el componente sensorial de la música en el que el sonido es el que genera el discurso musical, el cual se articula con concepciones armónicas de raíces tonales.
Además, en algunos casos estas herramientas compositivas son usadas para que la música se torne descriptiva, como en «Tiempos modernos» donde los cromatismos y el ritmo obsesivo en diferentes registros del instrumento de la primera sección recrean el mundo industrial en el que se desarrolla la película, mientras que el lirismo de la melodía acompañada de la segunda parte podría servir de fondo para la famosa escena en la que Chaplin queda atrapado entre los engranajes de una gigantesca máquina. Este recurso expresivo también se percibe en la traducción que se hace de la dulzura e inocencia del personaje principal de El chico mediante una melodía de armónicos octavados en Re Mayor, al estilo de una cajita de música, o el contraste entre las secciones politonal y tonal en «Caricatura» que son un reflejo del difícil equilibrio que el actor inglés mantuvo entre su presencia en la esfera pública y su vida privada.
Todos estos perfiles del estilo compositivo de Estarellas hay que entrelazarlos con otro no menos relevante: la acusada inclinación por el alarde técnico que podemos escuchar en muchos números del Homenaje («Entrada», «Tiempos modernos», «Blanco y Negro» o «Final») y que es una constante en su catálogo, como lo demuestran los mencionados Diez Estudios de Virtuosismo, el Preludio nº 1 (2004) o el final de la enigmática Fantasía para una dama (2003).
Asimismo, al igual que Falla incluyó en su Homenaje algunos compases de «La soriée dans Grenade», segunda de las Estampes (1903) de Debussy, el autor mallorquín también alude a la vertiente compositiva del cineasta al introducir al final de «Chaplin» la melodía del tema de Terry de Candilejas (1952) en armónicos, una banda sonora que, además, obtuvo en 1973 el Oscar a la mejor música original, premio que el actor compartió con Raymon Rasch y Larry Rusell.
Charles Chaplin nunca se consideró un músico profesional, pero tocaba algunos instrumentos, especialmente el violín. En su autobiografía considera la música como «la mayor aproximación a la verdad que pueda lograr ninguna obra maestra del arte» y solía decirles irónicamente a los músicos académicos que «lo importante es la melodía; el resto es simple acompañamiento». Estarellas parte de estas ideas para componer un Homenaje de arrebatadora efectividad comunicativa que aúna dos rasgos esenciales del genial cómico: entretenimiento y emoción.
Year 2019 | Classical | Instrumental | FLAC / APE
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